No es invento ni broma. Es el nombre del partido político fundado
por Francisco I. Madero, precursor de la Revolución Mexicana. Hoy varias e
importantes vías públicas del país azteca llevan su nombre. “Sufragio efectivo.
No reelección” fue la consigna con la que Madero dio inicio a la revolución que
duraría diez años (1910-1920) y costaría la muerte a casi un millón de
mexicanos.
Al frente, el enemigo a vencer, se encontraba Porfirio Díaz
quien venía gobernando México por más de 35 años (Porfiriato) a través de la figura
de la reelección indefinida, la anulación de la prensa libre y la aniquilación
de la oposición. En contraste, su gobierno modernizó el país.
Díaz había sido héroe nacional durante la Segunda Invasión
Francesa (1862-1867). Al culminar este conflicto con victoria mexicana, Díaz se
involucra en la política y participa sin éxito en las elecciones presidenciales
de 1867 y 1871. En ambas ocasiones es derrotado por el primer presidente
indígena del continente: Benito Juárez; quien a su vez había estado gobernando
el país (con tres reelecciones de por medio) desde 1858. Tras la votación de
1871, Díaz denuncia el triunfo de Juárez argumentando que la reelección era una
traición a la democracia.
En 1872, sucede el fallecimiento de Juárez y se convocan a
elecciones extraordinarias donde Díaz vuelve a perder, esta vez frente al
número dos de Juárez: Lerdo de Tejada. En 1876, Lerdo de Tejada se repostula y logra
la reelección. Esto provoca la indignación de Díaz quien lidera una revuelta
popular que derroca al presidente reelecto. Todo bajo el principio de "que
ningún mexicano se perpetúe en el poder y que ésta será la última
revolución" y bajo el lema: "Sufragio efectivo. No reelección". Nada
más y nada menos que la misma frase que Madero utilizaría 35 años más tarde
para iniciar la revolución que puso fin al gobierno del mismísimo Porfirio Díaz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario